jueves, 26 de enero de 2012

Este lugar es una mierda


Todas pero todas las veces que me han intentado levantar -sea en un boliche, en el chat, en un sauna, en un parque oscuro o en la misma calle- siempre me han dicho “sí, ya sé que este no es el mejor lugar para conocer a alguien” o “éste lugar es una bosta, pero ¿qué le vamos a hacer?” o alguna otra frase por el estilo.

Es obvio que a veces se dice éso por decir algo, como quien intenta sacar conversación a cualquier costo o intenta quedar gracioso al criticar al lugar donde se está. El tema es que, entre los gays, es algo que se dice en serio. Realmente se piensa que el boliche, o el chat, o el sauna, o el parque o la peatonal o lo que sea que estemos usando de lugar de encuentro es una mierda. Y éso independientemente de si el lugar es una mierda o no, es decir, independientemente de si el boliche donde estamos es una disco ultradecorada con sonido surround y pistas giratorias o un galponcito con techo de chapa y una bola de espejos que no gira; independientemente de si el chat al que entramos es casi un facebook con más de 50 funciones al pedo o es apenas un foro choto donde te llegan los mensajes a las tres horas; independientemente de si el sauna es un super spa cuasi salón de belleza donde renuevan el agua del hidromasaje cada 20 minutos o es un cuchutril de madera barnizada a chorros de semen y sudor con una salamandra y un hornito aromático; independientemente de si el parque o la calle donde estamos shirando está en los alrededores de la isla de la cité o en las inmediaciones de la isla de los patos.

Es decir, a la hora de decir que el lugar es una mierda no se tienen en cuenta las características concretas del lugar, lo único que se tiene en cuenta es que es un lugar “gay”. Y por ser gay, es una mierda.

Sea que el boliche, chat, sauna o lo que sea esté lleno de locas promiscuas o locas vuelteras, locas lindas o locas feas, locas fashion o locas mal vestidas, locas viejas o locas pendejas, locas fofas o “musculocas”, etc. está lleno de locas. Y porque está lleno de locas, es una mierda.

Parece mentira que los mismos gays seamos los primeros en pensar así, los primeros en echarnos mierda, pero es así. Y la explicación es muy simple. Al bardear a los demás gays, al decirle puto a un puto, uno queda menos puto.

Es como el negro que trata de negros a los otros negros. Se siente un poco superior al hacerlo. O se siente fuera de ese colectivo, aunque sea momentáneamente.

La mayoría de los gays. al hablar de los gays, parece que se refirieran a una realidad externa, que no los incluye ni afecta. La mayoría dice “las locas, ésto”, “los putos, aquello”, como si ellos no pudieran ser catalogados jamás con esos términos o –peor- como si fueran heterosexuales. Y claro, uno va al boliche y ve a un sinfín de seres con los cuales uno no se siente identificado. Y al ver la diferencia, rápidamente los cataloga dentro de alguna categoría friky en la, por supuesto, uno no se incluye. Es decir, uno discrimina casi automáticamente. Y de ahí a denigrar hay un paso.

Repito que parece mentira y hasta resulta paradójico o tragicómico que los gays, que somos de los primeros en sufrir discriminaciones y denigraciones por ser diferentes seamos también los primeros en estar ansiosos por discriminar y denigrar a otros. Y no a cualquier otro, sino a los que son como nosotros, al menos en el hecho de que nos gusta tener sexo con personas de nuestro sexo. Por otro lado, cualquier psicólogo promedio diría que precisamente nuestro complejo de inferioridad por ser diferentes nos impulsa a atacar o a agredir a cualquier otra persona que esté en nuestra condición o, al menos, en una condición vulnerable.

Por mi parte, creo que el complejo de inferioridad no lo explica todo y hasta resulta una explicación facilona para evitar adentrarse más en los problemas de fondo. Creo que en realidad la cuestión que está en juego en ésto de la denigración de gays por los gays es la falta de identidad propia.

Porque, a diferencia de otras “minorías” o “colectivos”, como pueden ser los negros, los amarillos, los mestizos, los judíos, las mujeres, etc., los gays no tenemos una marca evidente imposible de ocultar como el tono de piel o la falta de prepucio. Es cierto que algunos gays se destacan por ser afeminados y no pueden evitar serlo. Pero también hay muchos que no son afeminados o que sí pueden evitar serlo. Hay muchos que se casan y tienen hijos o viven solteros o se hacen curas o lo que sea pero, a los ojos del mundo, son heterosexuales. Entonces, dentro del “colectivo gay” hay dos grandes clases de locas, las tapadas y las fuera del closet. Y cualquier “loca tapada”, como yo les digo, jamás aceptaría ser catalogada de “loca tapada” ni de “loca” ni de nada que tenga que ver con un gay. Y cualquier loca “destapada” detestaría, en y por principio, a cualquier loca tapada. De hecho, social, política, económica y – no siempre- religiosamente, las tapadas y las destapadas son totalmente opuestas y hasta trabajan las unas en contra de las otras.

Pero ahí no se acaba el problema porque dentro de los que están fuera del closet también hay divisiones. Tenemos al gay masculino, al gay afeminado, al gay neutro, al gay activo, al gay pasivo, al gay amplio, al gay bisexual, al gay misógino, al gay intelectual, al gay hueco. Y, por supuesto, al gay con plata y al gay sin plata. Y todos –o casi todos- se odian o, al menos, se discriminan mutuamente.

Por lo tanto, cuando uno se da cuenta que le gustan los tipos -sea a los 3, a los 11, a los 18, a los 24 o (Dior nos libre) a los 65 años- automáticamente piensa “entonces soy gay” como si esa palabra resolviera nuestra identidad sexual.

Y chau, rara vez volvemos a pensar en el tema de nuestra identidad. Es decir, nos pasamos la vida esquivando todas las oportunidades para preguntarnos qué o quiénes somos y a dónde a qué o a quiénes pertenecemos.

Por éso, más que por el freudiano complejo de inferioridad, es que nos resulta tan fácil –y hasta natural- discriminarnos los unos a los otros. Porque esa cosa que se llama “colectivo gay” y que algunos ultraconservadores gustan de llamar “lobby gay” es sólo un término para simplificar la demasiado compleja realidad y, sobre todo, para contener un poco las inquietudes naturales de cada uno y evitar que nos lancemos a descubrir –descubrirnos- un poco más.

Porque eso sí sería peligroso. Sobre todo porque nos llevaría a descubrir que atacarnos y discriminarnos entre nosotros es absolutamente contraproducente.

Descubriríamos que decirle puto a otro puto es lo peor que podemos hacernos a nosotros mismos, porque con el sólo hecho de usar esa palabra perpetuamos el sistema que nos discrimina y persigue.

Y, por supuesto, ya no podríamos hacernos los superados/superiores cuando intentamos levantar a alguien diciendo “este lugar es una mierda”.

El ser menos puto que otros putos dejaría de ser un argumento válido para levantar. Tendríamos que empezar a buscar en nosotros mismos algo que nos haga superiores por nosotros mismos y no porque estamos en un lugar lleno de “putos”.

Por suerte para todas las locas pelotudas que no saben qué mierda decir a la hora de levantarte, éso no va a pasar nunca. Los putos siempre odiarán a los putos porque, a diferencia de lo que decía Perón sobre los peronistas, para un puto no hay nada peor que otro puto. Por lo tanto, podrán seguir haciéndose las machas, las hetero, las “menos trolas”, en fin, haciéndose las “más hombre” agrediendo verbal o físicamente a todos los que no tienen miedo de soltar las plumas o no les preocupa hacerlo.

Claro que a la hora de probar verdaderamente que son “hombres” tendrán un pequeño problemita, pero bueno, eso suele pasar en la oscuridad y entre 4 paredes.

8 comentarios:

  1. wow de nuevo tienes todo el teclado lleno de razón jaja, pues es lo que siempre digo, yo nunca discrimino a los demás homosexuales por ser más afeminados o más masculinos, y ese es el problema que ni nosotros mismos nos encontramos unidos y así es imposible lograr una igualdad completa.

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  2. me volviste a pegar rubio, este si q fue un post lleno de verdades. un dia un conocido mayor me dijo q un "marika" necesita manifestarse en la calle para gritar lo q son, pero en realidad son personas con trastornos mentales porque nuestro cerebro es el q elige q es lo q queremos... a lo q iba es q yo lo mire con cara de tenes toda la razón, y bue hay esta mas q claro q soy un tapado. lo cual no esta bueno pero trato o sigo intentando superalo. un saludo

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  3. Genial y la comparto desde q tenía 13 años, 'q para un puto no hay nada peor q otro puto'.

    Esto lo comprobé metiéndome en un chat de gays, donde la mitad me echó y la otra mitad quería 'iniciarme'. Y yo lo único q quería era información.

    Lo q no entiendo todavía es el porqué funcionamos como colectivo y tratamos de demostrarle al mundo q somos 'distintos'.

    Solamente una vez fui a una marcha del 'orgullo' gay y ahí un travesti gordo como un elefante y sus putos amigos maricones me sacaron el orgullo de ser gay.

    Así q ahora soy un gay a 'medias'. Mi familia sabe q soy gay y mis amigos también. Algunos vecinos q merecen conocer la verdad y hasta ahí.

    No frecuento el ambiente rosarino pero conozco a muchos gays q sí, y se ve q en la Argentina, están todos cortados por la misma tijera. Tu post los describe tal cual como son ellos acá también. Seré yo como ellos cuando tenga 40 años...? Quién sabe, eh...? Mientras tanto sigo putaneando en la oscuridad (en la penumbra, no seas tan malo) y entre 4 paredes y disfrutando de mis diositos.

    Saludos Rubio...!

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  4. para que se acabe el bardo yo propongo firmar tratados, asi medianamente funciono todo en la historia. tratados gays. eso si, no cosas que proponga y le convengan solamente al dueño de zen... los gays son todo iguales no importa el vehículo que poseas, por mas audi que sea.

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  5. Muy agudo, como siempre. Y el remate final, genial.

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  6. WAOOOO!!!!!BRILLANTE, CONMOVEDOR Y CONTEMPORÁNEo.
    En nuestras ciudades hay miles de hombres que tienen sexo o cierto tipo de pretensiones sexuales con otros hombres, pero cuando vas por una vereda a los únicos que puedes identificar como tales son a los gays afeminados o locas. El resto, vive una lucha diaria por tratar de aparentar hombría...y así transcurre la vida. Me muero por hacer un estudio prospectivo para determinar el desenlace socio-sico-sexual de los miles de gays tapados que hay hoy día.

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  7. Decir que no me sentí tocado con este texto sería una enorme mentira, seguro que critiqué algún lugar y así mismo mi presencia permanece. Gracias por escribir al respecto, espero que con este texto pudiera dejar de criticar el mundo G en el que vivimos. De todos modos dudo que sea posible, parece ser propio esta "minoría" la discriminación...Tiempo de cambios, quien sabe quizás el chamuyo cambie.. Saludos, geniales escritos como siempre.

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