miércoles, 23 de noviembre de 2011

De Las Heras a San Martín


El sábado tenía un montón de cosas que hacer y cero ganas de hacer ninguna así que, para no sentirme tan vago e inútil, decidí ir a la marcha del orgullo.

Según me habían dicho, la marcha comenzaba en el parque las Heras. Sí, nada menos que esa descuidada plaza donde, cada noche, un variable número de locas bastante impresentables aprovecha la escasa iluminación del lugar para caminar en círculos y elipses con el fin de encontrar una pija o una cola o una boca con la cual tener algún rápido contacto detrás de un eucaliptus o de alguna estatua, columna o pedazo de cemento cubierto de graffitis y meada.

Por supuesto, ninguna de esas locas estaban en la marcha. El parque las Heras funciona todo el año para los gordos, viejos, casados y tapados que en un boliche no se levantarían ni a la mañana ni siquiera con la ayuda de la luz negra y que de sólo pensar en acudir a un lugar gay donde alguien pudiese verlos (fuese un boliche o una marcha) se les pondrían los ojos en blanco y la cabeza les giraría como a la pendeja del exorcista.

Pero bueno, paradoja o capricho del destino, ese lugar tan apreciado por las locas que odian ser locas y no hablan de su sexualidad ni con Dior cuando rezan cada Domingo (lo cual no las inhibe de comerse las pijas más sucias e infectadas de la ciudad noche por medio) se transformó en lugar de encuentro para todas las locas que, supuestamente, estan felices y orgullosas de ser locas y quieren gritarlo a los cuatro vientos por una de las calles más transitadas de la ciudad.

También estaba allí mi amiga Karina, acompañada por su novia y su cámara de fotos. Karina, como muchas mujeres burguesas –lesbianas o no- solteras y de mediana edad, está obsesionada con el facebook y vive publicando cada pequeña o gran boludez que ocurre en su vida como si tuviera una legión de fans ávidos de enterarse de los pormenores de su existencia. Cualquiera que entrara a su face y quisiera creer en sus palabras, se convencería de que Karina es una especie de mezcla entre la Madre Teresa y el Che Guevara: apoya públicamente a todas las causas humanitarias que puedan existir pero siempre con leve tinte zurdoprogre, es decir, que está a favor del matrimonio gay y la despenalización del aborto, los derechos de la mujer, de los niños, de los animales y de cualquier cosa o persona que sufra lo suficiente como para conmoverla un poquito (cosa nada difícil teniendo en cuenta que lloró hasta con los X men).

Pero claro, para Karina no es suficiente pertenecer a toda página cool del facebook. Para crear su virtual perfil de luchadora y defensora de los DD HH sabe que una imagen vale más que mil palabras, por lo cual me hizo sacarle más de 100 fotos ondeando la banderita del arco iris y abrazandose con todo travesti, transgénero o persona rompegéneros que le dió bola para la foto.

Y el lunes, por supuesto, las fotos estarían en su face para despertar la admiración o envidia de sus contactos kirchneristas y de sus amigas tortas que están dentro del closet. Por supuesto, la mamá y el papá de Karina son mayores de 65 años y no tienen face (ni computadora) y creen que su hija vive con una amiga para compartir los gastos. El hermano de Karina cree que su hermana está un poquito rayada pero que pronto se casará y tendrá un par de hijos y se dejará de joder con la política, el humanitarismo, los animalitos abandonados y los derechos de los putos. Pero lo peor de todo es que Karina seguirá sintiendo que ella “hace algo” porque va a la marcha (y porque lo publica en face, claro) y que no importa la vergüenza o el miedo que le da confesarle a su familia o a sus compañeros de trabajo que le encanta franelear su vagina contra la vagina de otra mujer.

Porque no es lo mismo estar fuera del closet con los amigos y en el face que estar realmente orgulloso de ser gay, pero para Karina eso no importa, porque ella es la primera en creer en su facebook. Y así, evade tranquilamente la realidad y se sigue sacando fotos en la marcha del orgullo como una esplendorosa y flamante torta que lo único que tiene de torta es la decoración.

En todo éso pensaba yo mientras sonreía y apretaba el botón de su camarita y hacía los típicos chistes sobre el fotoshop. No, no soy falso: todo ésto también se lo digo en la cara a ella pero en aquel momento no me parecía adecuado ni divertido decirle lo falsa y obtusa que creo que es así que me entregué a su jueguito. Además, ya me conozco y sé que las multitudes (sobre todo las multitudes con tambores y pancartas) me ponen de mal humor, por lo que decidí controlar mi hermoso y siempre amado (por mí) carácter de mierda.

La marcha estaba encabezada por no sé quién, supongo que por los organizadores. Después venía un grupo de gente figuretti y unas drag queens que bailaban algo parecido al carnavalito al son de una batucada. Más atrás venían algunas agrupaciones políticas y bares y pubs gays de la ciudad con sus banderas y gente con camisetas del partido o lugar gay, no sea que alguien fuera a decir que tal partido o tal lugar gay nunca figura en la marcha. Los kirchneristas eran unos 20 o 30 y detrás venían los radicales, unos 10 o 15, que cantaban –con bastante desubique- una canción que decía algo así como “a Alfonsín no se lo toca”. La verdad que me pareció bastante ridículo. Los K, a los cuales también detesto profundamente, al menos pueden capitalizar lo del matrimonio gay (más allá de las disidencias internas que hayan tenido con el tema y de que Cristina recién se haya declarado a favor del matrimonio un día antes de la votación en el senado ¡Y nada menos que desde la mismísima China!) pero ni los radicales ni Alfonsín tienen mucho que hacer en una marcha gay. Pero ahí estaban. Faltaba un contingente del ejército y otro de la Iglesia Católica y ya completábamos el circo.

Pero bueno, si una torta semidestapada como Karina puede ir a la marcha y sentirse progre ¿porque no pueden hacer lo mismo 10 o 15 radicales? También ellos se sacan fotos y las suben al face y se sienten felices así, incluso ante el vergonzoso hecho que hasta el bar de osos llevó más gente que ellos y hasta tenían una bandera más grande.

Detrás de los osos venía una enorme bandera de arco iris y luego una traffic con unas travestis en tetas subidas al techo. Luego seguía un enorme camión lleno de gente que no entendí nunca porqué se subió ni qué pretendían mostrar. Las travestis al menos se producen, muestran las tetas, gritan, etc. Estos nomás eran unas locas silvestres que apoyaban los codos en el borde del camión y miraban desde arriba (¿).

Y bueno, querrían figurar, qué se yo.

Inmediatamente después venía un grupito de tortas y transexuales con las tetas al aire gritando que había que acabar con el género y, finalmente, las agrupaciones de izquierda que marchaban al final y que eran más o menos un cuarto de la cantidad total de personas en la marcha. Porque en éso la marcha gay es igual a cualquier otra marcha de protesta o de reivindicación de derechos: las agrupaciones de izquierda son mayoría mientras que los partidos mayoritarios están apenas representados por 10 gatos locos (que encima ni saben bien lo que hace su partido con ese tema). En el senado y en diputados, la izquierda prácticamente no existe, pero en todo lo que sea salir a gritar con pancartas al hombro, están siempre. Claro que habría que pensar qué sirve más, marchar con una pancarta y un altavoz o meter más gente en las Cámaras. Pero los zurdos de Argentina parece que últimamente prefieren acusar a la derecha, a la Iglesia, a Cristina (o a Duhalde o a quien sea) -a veces a la sociedad entera- de un complot contra su partido y sus actividades en lugar de hacer la más mínima autocrítica a sus estrategias políticas (y no políticas también).

Anyway, ahí estaban, dando menos pena que los k y los anti k. Es una suerte que la mayoría de las locas sean tan apolíticas y posmodernas, porque así ni siquiera Cristina, con su glamour y su apoyo tardío desde el Extremo Oriente al avance más importante en “derechos homosexuales argentinos” de los últimos tiempos, ha logrado cautivar al colectivo gay y politizar algo que debería escapar a los partidos. Y no niego que está lleno de locas K y anti K (igualmente ciegas, soberbias e insoportables), pero, por suerte, la mayoría de los putos seguimos despreocupados por nuestra falta de liderazgo y aglutinamiento, lo cual me llena de alegría porque quiere decir que aún pensamos críticamente (o, al menos, elegimos no pensar).

Me olvidaba que cerca mío iba una parejita hetero, la chica muy contenta y el guaso bostezando mientras un par de locas le miroteaban sus horribles piernas peludas y también unas cuantas parejas gays que se besaban una y otra vez ante la mirada risueña de todo cordobés que, por desgracia o por suerte, se tropezaba con la marcha.

Cuando la marcha llegó a su punto cúlmine, es decir, la plaza San Martín (otro lugar bastante frecuentado por las locas tapadas y los curas del interior de la provincia que vienen a ofrecer plata a los chicos de la calle menores de 7 años y que encima se enojan porque algún periodista que jamás aprendió ortografía les hace cámaras ocultas de vez en cuando para conseguir un ascenso) las tortas en tetas se pararon frente a la catedral para cantar la predecible “Iglesia, basura, vos sos la dictadura” (loco, sigan insultando a la Iglesia pero cambien las letras alguna vez!) mientras unas pobres viejitas que salían de rezar y asegurarle a Dior que son buenitas las miraban con un pánico que me conmovió incluso a mí. Y no es que defienda a las viejas que van a misa, pero me imagino que debe ser al menos chocante salir de la Iglesia y encontrarse con diez pares de tetas al aire gritando blasfemias y diez mil personas apoyándolas.

Bueno, al ratito subió gente al escenario y empezaron a tirarse flores entre los organizadores y demases figuras importantes de la marcha, como siempre ocurre. Luego subió la madre de Natalia Gaitán para que la aplaudieran un rato (merecidamente, por supuesto) y ahí ya me fuí porque tenía que bañarme para ir a una fiesta donde habían 16 locas que no habían ido a la marcha y otras 4 que ni se habían enterado que era ése día (pero, por supuesto, unas y otras querían que les contara todo lo que pasó).

Y bueno, están las locas que no van porque no se enteran, las que no van porque no están de acuerdo, las que no van porque tienen miedo que alguien los vea o -peor- les saquen una foto- Y están las que van porque, precisamente quieren salir en la foto, porque quieren que las vean, porque creen que con la marcha hacen algo. Y estoy yo que voy porque no tengo ganas de quedarme en casa mirando la pila de apuntes que tengo que leer y mirar locas y travestis me distrae de mis responsabilidades (quiero creer que no soy el único).

¡Y después los ultraderechistas se asustan de los cambios culturales y acusan de ellos al "lobby" gay! Me gustaría saber dónde ven un lobby en esa heterogeneidad de gente que lo único que tiene en común es ser catalogada de puto o torta, pero que piensan y viven su sexualidad de un modo tan diferente que me sorprende que no nos hayamos agarrado a las piñas todos contra todos (o a los arañazos, aunque sea).

En resumen, lo de siempre, aunque con mucha más gente que la del año pasado. Diez mil personas dicen que había. No sé cómo calculan pero la verdad que parecía haber mucha gente y quizás ésa sea la única razón válida para hacer una marcha de este tipo: demostrar que los gays existimos.

Y que somos muchos, aunque las viejitas de la catedral se asusten.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Sos pasiva o mentirosa?


El primer año que tuve contabilidad en el cole, una falsa rubia pintarrajeada que medía casi un metro noventa y que respondía al apelativo de “profe” nos enseñó la famosa regla de la partida doble según la cual “Activo es igual a Pasivo más Capital”.

Jamás entendí qué era eso o qué significaba ni tampoco supe si realmente esa sentencia se cumplía en la realidad de las empresas o no. Pero nunca me importó porque no había que entender nada, simplemente había que repetir como zombie “Activo es igual a Pasivo más Capital” y acordarse de que, en un balance, el activo era la columna de la izquierda y el pasivo y el capital eran la columna de la derecha.

No era complicado y además ni siquiera había que escribirlo, sólo había que poner “A = P + C”.

Pero el segundo año cayó una vieja solterona que se sombreaba los ojos de azul y verde a decirnos que, en realidad, la verdadera fórmula era “Activo es igual a Pasivo más Capital más Ingresos menos Gastos”. Ahora resultaba que “A = P + C + (I – G)”. Por supuesto, me la llevé a marzo y aunque al final la aprobé nunca entendí en qué cambiaba la cosa. Aunque tampoco nunca había entendido la cosa.

Y al siguiente año cayó un pelado de traje y corbata negra que se la pasaba mirando las colas de mis compañeras y comentando el partido del domingo con mis compañeros (¡Y conmigo, pobre viejo ciego!). Pero cuando aquel desagradablemente simpático peladito se acordaba que cobraba un sueldo por darnos clase, se le ocurría comentarnos algo sobre las Pérdidas y Ganancias, los intereses devengados, los no sé qué pagados por adelantado, las consignaciones al exterior, etc. y ya todo se fué al carajo.

Lo único que me quedó claro es que contabilidad no era lo mío y con ese valioso conocimiento abordé la universidad y el mundo del trabajo escapándole a todo lo que tuviera que ver con los números.

Pero claro, más o menos por la misma época en que entraba a la universidad, también caí en el mundo gay donde me esperaban más activos, pasivos (y otras cosas que tampoco entiendo del todo) para seguir complicándome la vida.

Resulta que al principio, la regla de los roles era igual de simple que la primer partida doble que aprendí. Es decir, habían dos roles solamente: el de activo (el que penetra) y el de pasivo (el que es penetrado). Podías ser activo o pasivo. Aunque también podías ser las dos cosas (generalmente, no al mismo tiempo, aunque también se puede), por lo cual existía un tercer rol: el de versátil o amplio.

La mayoría de los gays que conocí por aquel entonces (y desde entonces) se declaraban amplios. Aunque siempre estaba el que decía ser “amplio más activo” o “versátil/activo” y el “amplio más pasivo” o “versátil/pasivo”. En principio, la fórmula “amp más act” o “vers/act” significaría que te gusta más ser activo pero podés llegar a ser pasivo o lo has sido a veces. También puede significar que preferís ser activo porque te duele cuando te penetran o porque tenés hemorroides o algún problema en el conducto anal o, quizás, algún mambo mental/ético/religioso/etc. con el hecho de entregar la cola. Y también declararse “más act” puede ser una forma de quedar menos trola o de hacerte más el macho cosa que, en principio, puede parecer estúpida en alguien que ya se declara gay pero, paradójicamente (o no tanto) no hay nada más común que un gay haciéndose el macho.

Es decir que detrás de la simple fórmula “vers/act” hay toda una agotadora complejidad de realidades sexuales de las cuales sólo he mencionado unas tres o cuatro sólo por no cansarlos (ni cansarme).

La fórmula “vers/pas” también parece sencilla en principio. Significaría que disfrutás más cuando te la ponen pero que no tenés problema en ponerla si se da el caso o si te lo piden. También puede ser que quieras demostrar que no sos taaaan puto y que sos capaz de usar tu pene a pesar de que te encante que te rompan la cola. O quizás es que sabés que sos demasiado afeminado como para que alguien te desee como activo, o pensás que la tenés muy chiquita y se te van a reír o te da asco pensar que vas a meterla dentro del ano de otra persona, etc.

La cuestión es que, al parecer, la versatilidad pura sería muy difícil de encontrar. O, al menos, de creer en ella. Porque por más versátil que seas, siempre va a haber algo que te guste más. O, en todo caso, por ser versátil, te vas a terminar adaptando a los gustos de la persona con la que estás sin tener tanto en cuenta lo que a vos te gusta porque, en teoría, te gusta todo o te da lo mismo.

¿Existen personas así, totalmente adaptables a los gustos de los demás que prefieren hacer lo que les piden en vez de explorar sus propios gustos/deseos? Creo que no. O más bien, espero que no. Sería desagradable, salvo en el increíble caso que tu gusto/deseo sea complacer al otro a toda costa, incluso sobre tus propias necesidades al punto que renunciás a tu egoísmo y tu individualidad y te volvés un verdadero esclavo sexual. Pero éso ya me parece un poco patológico. Y aunque existiera alguien así que no estuviera enfermo de la cabeza, habría que ver las posibilidades reales de convertirse en un esclavo sexual las 24 horas del día los 7 días de la semana. Hace tiempo que la esclavitud, por no ser rentable, entró en crisis y dió paso a la servidumbre y ésta, a su vez, al asalariado. No creo que sea fácil mantener a un esclavo en ésta época de capitalismo global, aunque siempre hay algún anacrónico. Pero claro, para ser anacrónico hay que tener plata.

Y, de la misma forma, si es difícil creer que exista alguien absolutamente versátil, más difícil es creer que exista alguien absolutamente activo o absolutamente pasivo. Resulta que a veces te encontrás con un supuesto activo 100% que, a pesar de serlo, alguna vez probó o piensa probar (generalmente, justo ahora ¡y con vos!) o que, aunque no le gusta que se la metan, le encanta chupar la pija, pajear al otro, que lo puerteen, que le metan un dedito o que le acaricien el ano (y, por supuesto, bailar coreos de Madonna, Britney o Lady Gaga, según su edad).

Es decir, hay activos 100% que, a pesar de serlo, adoran la pija.

Y bueno, contradiciendo un poco a la etiqueta de este post, puede ser que haya también algunos activos 100% que no les gusta la pija, es decir, que no la chupan, no te la tocan, ni te la miran pero, sobre todo, no piensan en una pija a la hora de calentarse. Piensan en una cola...Pero, personalmente (y esto es discutible) creo que un activo así no es exactamente homosexual. Salvo que pensemos que un hombre homosexual es todo aquel que tiene algún tipo de relación sexual con otro hombre sin importar qué es lo que le causa excitación y placer. Y sobre todo, qué es lo que piensa en el momento de tener un orgasmo.

Pero incluso, en el caso de considerar a este activo 100% como homosexual, sería una homosexualidad muy diferente a la de cualquier otro gay que sí desea una pija (y, por lo tanto, desea a un hombre). Sería una especie de homosexual que es homosexual porque desea a otro hombre pero desea justamente la parte femenina de otro hombre o, al menos, esa parte del hombre que no es la que lo hace hombre o que no es necesaria para ser hombre…(me siguen, ¿no?). Es decir, para simplificar, sería una especie de gay amante del hombre afeminado o, al menos, del hombre que no es tan hombre. Que los hay, los hay. Si no, los travestis pasivos 100% no tendrían tanto laburo (aunque habría que ver si el hombre que está con un travesti pasivo 100% puede ser considerado homosexual o ver también cómo se considera él mismo o cómo lo considera el travesti o…¡oh, bastaaaaa!!!)

Y hablando de pasivos 100% ¿existen? Cualquiera diría que sí. De hecho, conozco muchos que dicen serlo. Pero también habría que ver qué es ser pasivo 100% porque si significa que es alguien que sólo usa la cola, entonces un pasivo 100% no debe lograr nunca el orgasmo, porque el orgasmo sólo lo produce la eyaculación del pene por mucho que se goce con el roce prostático. O sea que si un pasivo 100% eyacula, deja de ser pasivo 100% y se convierte en un pasivo eyaculador que, al menos, usa su pene para eyacular. Aunque claro, podemos pensar que el hecho de eyacular no te hace ser menos pasivo sino que simplemente es una consecuencia natural producida por la excitación física, sea directa sobre el pene o sobre cualquier otra parte de tu cuerpo. Hay pasivos que acaban siendo penetrados sin necesidad de masturbarse. De hecho, hay muchos que no les gusta que los toquen adelante. Pero igual acaban. Sólo un pasivo que no acaba, es decir, que no eyacula, podría ser considerado pasivo 100%. Y de ésos también hay muchos. Pero ¿porqué no eyacula? ¿por deseo o por imposibilidad física? Si es por deseo, te la debo. Te estás aguantando acabar y evitando el orgasmo ¡Nada menos que la sensación física más placentera que tenemos!. De nuevo, suena medio patológica la cosa, aunque bueno, capaz que a alguien le gusta así. Si es por imposibilidad física, entonces hay una patología sin dudarlo y ahí hay que ver qué relación hay entre esa patología y la homosexualidad misma y ésa también te la debo. Ya estoy hasta acá de los foucaltianos.

Es decir, cualquiera de esos tres simples roles es en realidad una caja de Pandora que, encima, va cambiando con el tiempo y tiene un montón de puntos intermedios igualmente agotadores.

El típico cancherito heterosexual que, ante una pareja gay, hace la típica pregunta (que tanto molesta a algunas locas) de: “¿Y cuál es el hombre?” no sabe en realidad que está tocando un nido de avispas con un palo.

Pero, por si ésto fuera poco, hay algo que la mayoría de la gente heterosexual ignora sobre los roles homosexuales (y, a decir verdad, muchos homosexuales también lo ignoran) y es que hay más de 3 roles. Sí, aunque no lo crean y a riesgo de sentirme mi complicadora profe de conta de segundo año (igual jamás me sombrearía con verde, aunque azul…), no todo es Activo, Pasivo y Capital, -digo Amplio-. Existen, por lo menos, tres roles más, e incluso tres es quedarse corto.

En primer lugar, además del ya mencionado mejunje de Act, Pas y Vers, está lo que en México llaman “güagüera” (no sé cómo escribirlo, sólo lo he oído) y que en Argentina podríamos traducir como “petero”. Para decirlo de una manera más educada, se puede usar la fórmula de “Sólo oral”. Es decir, es un gay que renuncia al uso de su pene y su cola y sólo utiliza su boca en un encuentro sexual. Y no me refiero a los que te hacen un pete y se interrumpen a la mitad dándote alguna estúpida excusa (o, a veces, ni siquiera excusándose) sino a los que conciben a una relación sexual como a todo aquel encuentro en que abren una bragueta o bajan un pantalón y chupan una pija. Parece sencillo, pero no lo es tanto, porque está el petero que se pajea mientras la chupa, el que se dedea, el que se pajea y se dedea, el que se acaricia, el que te acaricia, el no hace nada de eso, el que hace todo eso, el que te hace acabar, el que no te hace acabar, el que se toma la leche, el que se la enchastra en la cara, el que te hace acabar encima tuyo o en el suelo, etc. Y no, ninguno de estos “sólo peteros” es igual a otro y encima hay infinitas posibilidades. Aunque, en general, tienden a ser los gays más viejos o más feos –en muchos casos, casados y con hijos- que, a principios de cada mes, te ofrecen plata por chupártela.

Y también, dentro de los “sólo oral”, están los que sólo quieren que se la chupen, categoría en la cual podríamos incluir a casi todos los hombres del mundo, homosexuales o no (sobre todo a ciertas horas de la noche y a ciertos grados de alcohol en la sangre).

Pero además del “sólo oral” tenemos al “vouyer”, es decir, el que sólo quiere mirar. Y ahí también tenemos al vouyer que se pajea y el que no, el que te paga y el que no, el que te mira sin decirte y el que te mira avisándote, el que mira con su pareja o con un amigo y el que mira solo, etc. Y también está el vouyer al revés, es decir, el que le gusta que lo miren. De ésos hay miles y todos somos un poco así cuando vamos a bailar o al sauna o a cualquier lugar de exposición gay, aunque en general sea sólo la parte previa de un encuentro. Pero hay muchos que disfrutan exhibiéndose y terminan reduciendo su vida sexual a éso. Y ahí también tenemos al que se pajea y el que no, el que te paga y el que no, etc.

En otras épocas hubo fanáticos del sexo telefónico (bueno, todavía hay) pero ahora tenemos a los “paja por cam” que también son otro universo, porque está el que mira y no se muestra, el que muestra y no te mira, el que mira y muestra, el que sólo quiere ver tu pija o tu cola, el que sólo muestra su pija o su cola, el que quiere verte entero, el que se muestra entero, el que te paga con crédito de celular, el que te cobra, etc.

También están los “paja mutua” que, personalmente, son los que más detesto porque me hacen acordar a los juegos de mi adolescencia. Bueno, quizás son nostálgicos, pero yo no repetiría esas boludeces. Menos con alguien que ya tiene mi edad o, peor, es mayor que yo. Creo que, después de los 18 años ya no da andar con la muñeca acalambrada.

Y todo ésto sin mencionar a los asexuados, vírgenes y/o castos, que también (y por desgracia) son más de lo que uno cree y que constituyen otro rol aunque ese rol sea el de no tener sexo en lo cual estarían algo más cerca de los pajeros y peteros, aunque tampoco son lo mismo.

Creo que la sensación que tengo después de escribir todo ésto es la misma que deben tener todas esas locas densas que escriben mil quinientas palabras en sus perfiles de Manhunt/Gaydar/Contactossex/etc y que, hacia el final ponen, en un pequeño arranque de autoconsciencia: “Si llegaste hasta acá, escribíme”. ¡Así que, comenten con ganas! (si es que aún les quedan).

De todas formas, todo ésto ocurre por querer complicar algo tan simple como la partida doble. O, por el contrario, todo se debe a querer simplificar el universo en una simple regla que encima no se cumple.

Porque éso es lo peor del caso, al final todo es mentira. Así como los contadores te dibujan un balance como quieren, así también los gays te dibujan sus roles como se les canta. El que te hace el filo diciéndote que es activo termina cabalgándote la pija hasta que te quedás seco y el que asegura ser pasivo termina exigiendo que le saques la leche invocando alguna ley de reciprocidad sexual. Y el versátil que empieza con que “éso no”, “así, no”, “peráte, dejáme a mí” y el “sólo oral” que te habla más de lo que chupa o que te pide que le hagás la cola o hacértela por esta vez (o, peor, que no te paga) y el “paja por cam” que no le anda la conexión y el virgen inocente que resulta ser la loca más promiscua del hemisferio sur, etc.

Por éso, al final, resulta medio al pedo preguntar por el rol. Lo que habría que hacer es preguntar tal como pregunta un secundarísimo aunque inteligente personaje gay de una mediocre aunque entretenida película italiana: “¿Y vos que sos, pasivo o mentiroso?”.