lunes, 1 de febrero de 2010

Ahora la loca quiere ser monja


Resulta que han creado un grupo en el Facebook para recaudar fondos por lo de Haití. Resulta también que me invitaron a participar y, como estoy de vacaciones y justo estaba nublado, entré a decirles lo que pensaba de la gente que recauda fondos caritativos. Me odiaron más que al contador ése que salió en defensa del derecho de hablar a favor de ahorcar a los gays.


Ustedes dirán, sos un culiado, porqué te metés a decirles cosas feas a la gente. Y en parte estoy de acuerdo. Si se forma un grupo con un objetivo, sea recaudar fondos para un terremoto o sea hablar bien del último disco de Lady Gaga ¿qué tenés que meterte vos a decirles a esa gente que son todos unos pelotudos infradotados manejados por los medios?


Y no, no tengo porqué hacerlo. Puede que esté mal que lo haga, pero ¿porqué ellos pueden invitarte tan pomposamente a sus boludeces con total impunidad?

Me revienta que me manden invitaciones de cosas que no me interesan, que no me convencen o que no quiero pensar. Y más me revienta que lo hagan para demostrarte que ellos sí se interesan, que sí están convencidos y que sí lo piensan.


Son como los Testigos de Jehová y compañía. Cada dos o tres semanas te tocan el timbre para comunicarte que Jebús te ama y que el Anticristo ya está entre nosotros.

O sea, si vos querés creer que un judío treintañero de pelo largo sanaba leprosos y multiplicaba panes hace 2000 años, creélo. Pero no me lo vengas a contar, primero porque ya me lo contaron y segundo (y más importante) porque no me interesa.


Si vos querés creer en Jebús, creé. Yo voy a pensar que sos un pelotudo, un hipócrita, un cómodo, etc. como también habrá quien piense que sos buena persona y te vas a ir al cielo. Pero aunque yo piense lo peor, si no venís a darme la “buena nueva” del Señor yo tampoco te voy a decir una sola palabra de lo que pienso.


Ahora, si venís a contarme tus creencias, bancáte que te diga de todo o poné oídos sordos y andáte a contárselo al vecino, a ver si él te cree. O mejor aún, convencéme que la Biblia fue dictada por un Dios Padre con barba y tiara que ama a los humildes y no por un grupo de políticos romanos que querían mantener sometido al populacho.


Volviendo a lo de Haití, el terremoto ha tenido consecuencias hasta en los perfiles de manhunt. Hay un par de locas muy románticas y educadas que han llegado a publicitar ese grupo de facebook en sus propios perfiles.

Digo yo ¿es una nueva forma de levante? Ahora no sólo te dicen, “soy bi masculino”, “soy casado tapado”, “tengo un pinchilón de 33cm” sino que encima te ponen “yo recaudo fondos para los pobres y desgraciados”.


Y, lo peor de todo, es que no va a faltar una loca que le diga “Ay, qué buena persona que sos. Ojalá hubieran más como vos”


Sí, realmente cuánto amor, cuánta caridad, cuánta preocupación por el ser humano, cuánta consciencia social que tiene ésta gente. Porque mirá que todos los días se muere gente en Haití desde que se independizaron de Francia (y antes también), pero ahora se murieron muchos de golpe y entonces algunas locas se enteran que existe una isla llena de negros muertos de hambre a los que, para colmo, se les cayó el techo encima.


Me pregunto cómo reaccionaría esa gente tan humanitaria si mirara alrededor, acá nomás en Córdoba, en la misma ciudad capital y viera la cantidad de gente que se muere a diario no porque se les cae el techo encima sino porque apenas toman un vaso de agua potable por semana y gracias.


Pero claro, esos negros no cuentan, no tienen el glamour de los números. No son setenta mil heridos ni cien mil muertos, son sólo un par de negritos que uno ni mira y que se están muriendo en la calle, al lado nuestro. Los periodistas no les dan bola, salvo esos días que no tienen noticias y te arman, con música tétrica, la “penosa historia de ramoncito” o “el tremendo esfuerzo de doña petronila”.


Entonces a ninguna loca se le ocurre derramar lágrimas y –mucho menos- donar unos pesos para esa gente, porque esa gente no tiene prensa. No sale en la primera plana como los damnificados de Haití.


¿Hoy la tele y el diario nos hablan de Haití? Ahí están todas las locas imbéciles (y los heteros también, por supuesto) donando plata (y encima andá a saber quién la recauda) para sentirse la Madre Teresa (y claro, para algunas es más fácil eso que intentar ser Britney).


Ese humanitarismo express me da asco. Haití es el país más pobre de América desde hace años. ¿Tenía que moverse la tierra para que se despertara el espíritu humanitario de estas pelotudas que viven mirando fotos y jugando mafia wars en el face?


Ahora, otra cosa. Si a vos te duele ver las imágenes de Puerto Príncipe devastado y la gente robando comida o, mejor, al ejército yankee instalándose como en su casa y querés hacer algo bueno ¿qué necesidad tenés de publicarlo? ¿y encima en el facebook??


Claro ¿es que de qué sirve mandar comida o plata si los demás no se enteran? La Iglesia vive mostrando los números de la gente a la que ayuda haciendo caridad, cuando el mismo Jebús dijo en el evangelio que cuando uno da debe hacerlo en secreto y con vergüenza (pero claro, los que menos leen la biblia siempre son los que la predican y ganan plata con ella).


Y si sos tan zurdo y tan humano, andá a armar un grupito que recaude fondos para los muertos, heridos, lisiados y torturados con placer y saña que tiene Irak a diario. Quiero ver cuánta gente se te une.