domingo, 23 de diciembre de 2018

Algo Para Decir


Allá por el 2006, cuando era furor el Fotolog y los hoy casi olvidados Floggers conquistaron el mundo para crear ese reinado que imaginaban eterno, surgieron las siempre malcogidas voces  de malcogidas personas preocupadas por la auto exposición en Internet para criticar a todo aquel que subiera por su propia voluntad una foto de sí mismo o, incluso, que contara algo de su vida u opinara sobre un tema cualquiera. Hoy en día, esos/as mismos/as malcogidos/as que antes se preocupaban, tienen su Face y/o su Insta donde hacen lo mismo o cosas peores.

La victoria de la Internet sobre nuestra intimidad es prácticamente absoluta e incuestionable y se produjo en unos pocos años.  Tan absoluta es que  de golpe ves a tu propia santa madre, a tus reverendas tías y a tu solemne abuela armándose un face donde suben unas estéticamente cuestionables fotos de sí mismas en cumpleaños familiares o donde comentan unas éticamente cuestionables barbaridades cavernícolas terriblemente avergonzantes para sus progres hijos (bueno, má, si alguna vez te dió vergüenza tener un hijo puto, con tus comentarios de opinión en La Voz y Cadena 3 estamos más que a mano).


Más absoluta parece esa victoria cuando ves que hasta ese amigo hetero ermitaño y antiprogeso -que aguantó unos cuantos años haciéndose el superado y rebajándote por usar las redes sociales- ahora tiene un perfil en Face porque "lo necesita para trabajar" pero no por ello se priva de poner fotos de carne a la parrilla, del cuadro de su equipo o de algún sobrino o perro o gato o ser inocente que no le inspire ningún desprecio misántropo. Y, por supuesto, que no genere dudas sobre su sexualidad, aunque también aparezca por ahí alguna selfie en la que por alguna razón él se ve lindo y que genera dudas sobre la capacidad visual de su nervio óptico.


Claro que existen grados de auto exposición. Sé que nunca voy a ver en Face una foto de mi madre probándose una tanga frente al espejo o de mi amigo hetero frunciendo los labios en una sexy selfie...bah, quiero creer que nunca lo voy a ver, pero hasta hace unos años parecía imposible lo que está pasando ahora. Y si hoy tenés a vanguardistas descerebrados como la Faraona mostrando tranquila y divertidamente los forros usados manchados con caca que le dejan tirados en su baño en sus historias de Insta, puede que en unos años más los rezagados de hoy estén haciendo éso con tanta naturalidad como la de quien publica la foto de su gato durmiendo tiernamente sobre la ropa sucia.

Pero bueno, el tema es que el mundo actual realmente te obliga a que tengas alguna red social. Sea por cuestiones prácticas o narcisistas, tenés que tener en el mundo virtual alguna especie de puerto  desde donde puedas mandar y recibir dinero, información, ofertas de trabajo/estudio/amistad/sexo o, aunque sea, un me gusta o un me enoja.  Quien no tiene ese puerto, se queda viviendo en la época anterior, como le pasó a las 13 provincias urquicistas en la época en que Buenos Aires se cortó sola.



Existen, claro, los espacios virtuales anónimos.

Están todos esos Faces que ves pidiendo que maten a todos los putos en los comentarios de Infobae y cuando los abrís tienen 2 o 3 fotos truchas y 9 o 10 publicaciones sin comentarios y sin un puto me gusta (claro, también tenés otros que piden matar a los putos desde faces verdaderos, pero ese es otro tema).

Están los famosos trolls de Marquitos Peña (y si sus opositores tuvieran más poder estarían sus propios trolls también) puteando y tachando de k a cualquiera q diga una palabra contra Macri , Vidal y cia, aunque sea de refilón.


Están todos esos grindrs y manhunts sin foto o con foto trucha pidiendo sexo ya y retando a la comunidad gay en general por ser vuelteros e histéricos.

Y está este blog, claro, donde jamás el autor se expuso para poder decir todo lo que quiere decir sin tener que dar explicaciones a nadie.

Pero claro, yo no uso el blog para buscar sexo ni para pedir muertes ni para fines políticos ni para ganar plata ni para nada que no sea expresarme por pura diversión, como Micky Vainilla. Lo cual no quita que, como todo espacio virtual, pueda servir para éso y mucho más.

En las épocas en que escribía más activamente, chateaba con muchos de los que leían y comentaban, algunos de los cuales también eran bloggers y hasta llegué a conocer en persona a varios y formar una verdadera amistad con uno.

Incluso alguna vez recibí maravillado un par de propuestas sexuales sólo por que les había gustado mi blog pero, lamentablemente, no se coge con las palabras sino con el cuerpo. Y si bien comprendo, por que a mí también me ha pasado, que los autores que escriben algo que te gusta te generan cierta intriga sobre ellos mismos, para llegar a la cama hace falta algo más que la intriga. Es decir ¿cogerías con Cortázar por que te gustó Rayuela? Yo, no.

Bue, tan feo no era la Julio de joven

A mí también me genera intriga entrar a los stats y ver que tengo no se cuántas páginas vistas, encima con visitas de los países menos pensados, como Rusia o Indonesia. Tengo por ejemplo casi 16 mil visitas de Francia (?) pero no por ello me dan ganas de coger con los que me visitan desde allí, aunque ame el francés.

Como sea, por más que se pueda generar contacto a través de este blog, la razón por la que lo empecé no fué ésa. Y tampoco es la razón por la que lo sigo. Aunque recibir visitas sea motivador, creo que cuando uno escribe tiene que hacerlo por el placer mismo de escribir y no tanto por agradar a alguien o buscar la aprobación de determinado grupo. Es por ello que de golpe pasa más de un año y no escribí nada y de golpe vuelvo a escribir. Por que a la larga todos los escritores (al menos los que amamos la escritura) nos damos cuenta que lo que realmente importa no es tener alguien que te lea si no tener algo para decir.

En el mundo actual, tal como están pensadas las redes sociales, las cosas son precisamente al revés. Todo está pensado para que lo que importe sea tener muchos seguidores sin importar si tenés algo para decir o no. Podés ser una inerte barra de carbón, pero si tenés muchos seguidores podés sentirte orgulloso y realizado -aunque seas inerte- ya que llegaste a donde la mayoría quiere llegar y varias marcas, lugares, eventos y personas te ofrecerán plata u otros favores a cambio de que les dejes promocionarse en tus espacios virtuales donde, en teoría, llegarán a más gente.

Si tu objetivo es hacer plata o fama, claro, tenés que pensar la manera de tener más seguidores. Pero si tu objetivo es simplemente expresar lo que tenés para decir, los seguidores se convierten en algo secundario. La fama puede ayudarte para que tu mensaje llegue a muchísima más gente pero, al mismo tiempo, puede ayudar a que te olvides que tu único fin era expresarte y quizás empezás a decir y hacer cosas sólo para complacer (o irritar, por qué no) a tus seguidores en vez de decir y hacer cosas sólo para complacerte (o irritarte, por qué no) a vos mismo.

Creo que no existen famosos que, después de conseguir el difícil y admirado éxito, quemaron las naves y siguieron haciendo lo que se les cantó. Sacando el extraño y aún para algunos incomprensible caso de Juana Molina, la mayoría de los que consiguen el éxito se aferran a él y pasan el resto de su vida intentando que no decaiga, olvidándose de por qué empezaron a hacer lo que hicieron.




Por supuesto, a mí (y seguramente a cualquier blogger también) me encantaría que me paguen por escribir y agradarle (o irritar) a todo el mundo. Pero si se diera esa improbable -por no decir imposible- circunstancia, mi libertad para decir lo que tengo para decir seguramente se vería afectada porque pensaría mucho más en quién me lee y tendría que preocuparme por publicar con más regularidad.

Por suerte para mi libertad y mi vagancia, hoy en día los que reinan son los youtubers e instagramers. Difícil que un blogger hoy logre tener mucho éxito (aunque con ésto de que Tumblr prohibió el porno los blogs para adultos pueden aprovechar para tener algún repunte) y habrá que ver cómo evolucionan los hábitos de lectura (y escritura) mundiales para ver si, al menos, queda espacio para los blogs en el futuro. Y, sobre todo, para los blogs anónimos como éste, ya que hoy en día el que escribe y no muestra aunque sea una foto carnet queda marginado e ignorado como loca sin foto en Grindr.

Personalmente, prefiero mantenerme anónimo -al menos en el mundo virtual- para tener la libertad y la soltura de contar experiencias reales o inventadas y de dar mis opiniones sin estar preocupándome mucho por las consecuencias que pueda tener.


Mi blog cumplió 10 años en mayo de 2018 y como veo que tengo un montón de borradores para publicar y como últimamente he estado cogiendo a diestra y siniestra y, sobre todo, por que hace poquito se estrenó la nueva serie de She Ra y pronto sale el nuevo álbum de Madonna, creo que tengo bastantes cosas para decir todavía así que creo (y este es un GRAN creo) que me voy a largar a escribir más (espero que a mis anónimos lectores actuales les guste saberlo).