domingo, 6 de julio de 2008

Chuparla o no chuparla, thatisthequestion


En el mundo existen y han existido siempre dos clases de personas: las que les gusta (o gustaría) chupar una p*ja y las que les gusta (o les gustaría) que se la chupen.
Y en esta categorización dual no hago distinciones de edad, raza, religión, nacionalidad, etc. Y mucho menos, de sexo.
Cualquiera pensaría que a todo hombre le gusta (o gustaría) que se la chupen, sin embargo, existen hombres -no sé cuántos habrá-(pero en eso soy tan ignaro como cualquiera porque nadie lo sabe) que prefieren (o preferirían) chupársela a otro.
En cuanto a las mujeres, las que no tienen el deseo de chuparla están condenadas a padecer esa frustración de desear algo y no tener el instrumento con el cual lograrlo. Algunos lo llamarían "envidia del pene", pero creo que en realidad eso es otra cosa. Las mujeres que no la chupan suelen ser inconformistas, rebeldes, contestatarias e, invariablemente, cornudas. Hasta podría decir que, si sos mujer y al leer ésto sentís indignación, desprecio, absoluto desacuerdo y, sobre todo, el deseo de calzarme una piña en la cara, quiere decir que no te gusta chuparla. Esto no significa que seas lesbiana, pero sí que hacer feliz a un hombre y complacerlo no está entre los principales objetivos de tu vida.
Y si sos lesbiana, probablemente estés pensando que no necesitás tener pene porque igual te pueden chupar la vagina. Quizás el placer físico sea comparable pero, en nuestra occidental y falócrata cultura, el significado de chupar una p*ja es absolutamente diferente al de chupar una vagina. (hasta existen nombres diferentes para cada práctica).
Difícilmente podría compararse la sensación de poder/placer que experimenta un hombre al que le chupan la p*ja con la que experimenta una mujer a la que le chupan el clítoris. Si bien el clítoris es una especie de pene truncado, no tiene ni el tamaño ni la visibilidad que hacen del pene todo un símbolo de poder. El clítoris es casi un punto, sutil y escondido, al que hay que buscar, descubrir y tratar con delicadeza mientras que el pene es un órgano de considerable tamaño que sobresale del cuerpo en un brutal intento de llamar la atención. Y la erección no sólo aumenta ese impulso peneano de decir "¡Acá estoy!" sino que le confiere esa cualidad casi mágica de aumentar su tamaño en pocos segundos.
Para algunos hombres, su pene no es tan importante, y por ello no desean en absoluto que les hagan sexo oral. ¿Cómo se explica ésto? Ningún hombre, ni el más gay que exista, podría decir que no es lindo que te chupen la p*ja. Por lo tanto, ¿cómo es posible que existan tipos que sólo les gusta chuparla y no que se la chupen? Hay casos y casos, no voy a referirme a los que tengan alguna anormalidad física o algún problema que haga que no se les pare. Me voy a referir a los hombres que pueden lograr una erección normal y así y todo prefieren chuparla. Obviamente tiene que haber una razón psicológica para explicar ésto y estoy seguro que se trata de una necesidad de someterse. Es decir, que al decir que existen dos clases de personas, los que la chupan y los que quieren que se la chupen, estoy diciendo que existen, por elección consciente o no, dominadores y dominados.
Al que le gusta chuparla, varón o mujer, le gusta someterse, le gusta reconocer la superioridad de otro hombre o, quizás, reconocer su inferioridad frente a otro hombre. Pero lo de otro hombre, tampoco me gusta, creo que sería más clara la expresión "reconocer la superioridad del pene".
Y el sexo oral me parece tan claro para ilustrar toda esta tesis porque es la única práctica sexual que requiere consentimiento para ser disfrutable. Un tipo puede violar a una mujer o a un hombre y disfrutarlo mientras su víctima difícilmente lo disfrute, pero no puede obligar a alguien a que se la chupe bien. Es decir, puede hacerlo, pero jamás será lo mismo que se la chupe alguien por obligación a que lo haga por gusto y deseo.
Chuparla por deseo es reconocer que a uno le gusta la p*ja, es reconocer al pene como algo superior, es darle poder a lo masculino/activo y humillar a lo femenino/pasivo. Los romanos lo entendían muy bien, por algo tenían leyes contra los ciudadanos que le practicaban sexo oral a los esclavos pero no existían leyes contra los que obligaban a sus esclavos a practicarles sexo oral. Los argentinos decimos con asco o desprecio "ése se la come", sin embargo, no existe la expresión "a ése se la comen".
En definitiva, para nosotros, los judeo-cristianos occidentales ¿Qué importa si a un tipo se la comen? Lo importante es que el tipo no la coma. Comérsela implicaría reducirse, inferiorizarse, someterse...la idea de la sodomía en su más puro estado.
Es por ello que siempre me dan gracia esas frases típicas en el chat (o fuera de él también):"Soy machito, busco otro machito", "Soy machito, busco chuparla", "Soy machito, busco un 69".
Podés ser muy masculino, caminar con las piernas como si fueran paréntesis, tener barba, jugar al fútbol y tener panza de cerveza, pero si te comés una p*ja, sos tan puto como una mariquita con pantalones elastizados y gafas de sol que baila Britney en la tarima de un boliche. Todo es cuestión de chuparla o no chuparla, chicos.
Por lo tanto, señores gays masculinos que chupan la p*ja, les aconsejo que dejen de invertir tantas energías en "masculinizarse", la simbología de nuestra cultura es demasiado pesada para cambiarla con la brutal, vacía y simplista paradoja "macho por macho".
Macho es el que no se la come, por lo tanto, o dejan de chuparla o empiezan a depilarse y probarse tanguitas en lugar de mirar fútbol por TV (o más bien, futbolistas).
Me fuí, en realidad este pequeño y tarado ensayo no es para atacar a los putos reprimidos o a los maricones que sienten terror por ponerse una peluca, sino para reivindicar a la femineidad, la pasividad y el auto-sometimiento. Mi conclusión es que no hay nada de malo en que te guste comerte una p*ja. Está buenísimo, hay que desarrollar el puto interior que tenemos, si es nuestro deseo. No se trata de ponerse una peluca para chuparla, se trata de aceptar que uno tiene ese costado femenino/pasivo/sometido y le gusta sentirlo. Sería una forma sana y positiva de empezar a modificar la homofobia y el machismo que nos envenenan la existencia.
Pero claro, más fácil es dejarse arrastrar por la masa o por los miedos y seguir diciendo "soy macho y quiero comerte la p*ja". Otro caso peor es "soy macho, me dan asco los putos y quiero comerte la p*ja". Pero ese es otro tema...

5 comentarios:

  1. "hay que desarrollar el puto interior que tenemos, si es nuestro deseo"... LO MÁXIMO, me dejaste sin palabras con esa frase.

    Y citando a SATC
    Charlotte: What's so good about oral sex?
    Samantha: The power, you're on your knees but you got him by the balls.

    Esto de explorar aleatoriamente tu blog en mis horas de "trabajo" me está gustando mucho.

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  2. A ver, como hombre que disfruta de su femineidad muy plenamente, coincido en lo del placer de sentirse sometido y esa especie de reverencia a la virilidad. El poder del macho es algo que uno admira, y entre cuatro paredes casi reverencia. Jugamos y sentimos que el macho es un dios... por un ratito.

    También hay a veces una cosa de servicio... algo así como "este es mi hombre y yo le sirvo". No es humillante, al menos no de una mala manera. Es sentirse usada, es como "atenderlo" o servirle el desayuno.

    Y es "dejarse", que por lo menos en mi placer ocupa un rol super importante...

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  3. creo que hay fanàticos religiosos que no practican nada nada de sexo oral, no con hombres ni con mujeres.


    Ni tampoco aceptarìan que sus esposas les hicieran sexo oral a ellos.

    Creo mucha gente de la GNOSIS està en contra del sexo oral, al menos
    algunos grupos

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  4. Hola, da para pensar mucho todo lo que escribiste en este post. Desde la historia del sexo en occidente, la educación judeo cristiana que tenemos, lo que nos queremos ocultar sobre los juegos de poder.... Pero me encantó leer que vos pensás que quiénes no se la chupan a sus maridos son cornudas ¡es muy probable! creo que siempre lo había pensado pero no con esa claridad. Empecé muy tarde a hacerlo pero hoy a los cuarenta y pico me encanta y a mi marido ni hablar.

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  5. No coincido para nada con que "comérsela implica inferiorizarse". Depende de en que condiciones se haga. Si levanto en un chat suplicando por chupar una, quizás. Si se lo hago a mi pareja en un acto de amor no es inferiorizarse. Todo lo contrario, podes "someter" a alguien dándole la mamada de su vida.
    Saludos, Fierrero.

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