martes, 3 de septiembre de 2013

Gay Lantern




En un revolucionario intento de luchar por la diversidad y combatir la homofobia la DC comics, la empresa que “inventó” a los superhéroes allá por la infame década del 30, anunció en 2012 que uno de sus superhéroes más importantes saldría del closet y asumiría su homosexualidad públicamente, delante del correctísimo Superman, el caracúlico Batman, el burlón Guasón e incluso de los mismísimos fans de los comic books, que, por alguna razón hasta ahora sociológicamente inexplicable, son -en una gran mayoría- varones heterosexuales (al menos, de palabra).

Los cínicos de siempre se apresuraron a señalar que sólo éso les faltaba inventar a los directivos de DC comics para llamar la atención de los medios sin necesidad de aumentar los gastos por publicidad, mientras algunas locas luchadoras pertenecientes –o no- a los movimientos LGTTB, expresaron su conformidad (¿conformismo?) con la idea de que haya un personaje gay leído (y quizás imitado) por niños y adolescentes de EEUU y algunos países de su esfera económica.

Saliendo de la aburridamente repetitiva discusión ética de motivos y razones, lo cierto es que para algunos fans de los comics la noticia generó cierta preocupación.

Claro que cabría preguntarse, como sabiamente hizo Homero Simpson una vez, si a alguien debería importarle lo que piensan los fans. Más aún cuando son una manada de gordos barbudos con ojotas que se la pasan en internet con una mano en el mouse y la otra en la pija, la coca y/o la porción de pizza.

Pero importen o no las opiniones de los lectores de comics, la noticia generó cierto revuelo que un año después todavía no termina en algunos threads de comentarios que nadie lee. Incluso cuando ya las ventas del personaje en cuestión siguen igual que siempre, el debate sobre si un personaje de comic puede y/o debe ser gay, continúa.

Preocuparse por la orientación sexual de un personaje que no existe puede parecer incluso más estúpido que preocuparse por la orientación sexual de un personaje que sí existe. Es decir, quizás valdría más preguntarse si Tom Cruise o John Travolta se la comen o no en vez de preguntarse si Batman y Robin hacen tríos con Alfred o si la Mujer Maravilla realmente vivió toda su adolescencia en una isla tropical poblada sólo por mujeres con armadura sin hacer una tijereta ni en sus clases de lucha amazónica en el lodo. Igual, por supuesto, también hay gente que se encarga de preguntarse sobre la sexualidad de las personas reales.

Incluso hay gente que vive de ello, qué le vamos a hacer.

Pero cuando uno piensa que muchos niños crecen jugando a que son Superman o Batman, la cosa cambia un poco y entonces algunos empiezan a pensar si realmente esos tipos musculosos con capa son buenos modelos a seguir cuando empiezan a representar o encarnar ideas no tradicionales.

Porque claro, mucho no importa que un superhéroe de comic sea violento, machista, agresivo, incluso asesino, pero que sea puto es otra cosa, porque, con la misma lógica de Vladimir Putin, muchos creen que está bien que los niños puedan ver violencia pero no que vean homosexualidad.

Y ojo, que lo que menos quiero es que los superhéroes dejen de ser violentos, machistas o lo que sea. Sólo me río (o me entristezco) con la hipocresía miope de siempre que tienen los homofóbicos, que encima a veces parecen hasta convencidos de que prohibiendo algo van a lograr que desaparezca. Porque una cosa es usar ese argumento de pretexto para matar o perseguir gays, como hacen en Rusia, Irán y cia. algunos oportunistas con pretensiones de neonazis, pero otra cosa es realmente creer que tamaña huevada sea cierta, como parece ser que creen algunos conservadores.

Y pensar que, aunque tantos fans del comic actual se llenan la boca con eso de proteger las tradiciones y la moralidad, a los mismos comics de superhéroes les tocó su caza de brujas en su momento (pero, por supuesto, ninguno de ésos giles aprendió nada ni así). En la década del 50 el senado yankee armó flor de kilombo contra las historietas gracias sobre todo a las hoy increíbles -y hasta jocosas- investigaciones del doctor Wertham y, para calmar las consciencias, fundó un organismo de censura que convirtió a las historietas en soporíferas aventuras sin la menor alusión a sexo, drogas, violencia, sangre, etc., justo cuando la televisión comenzaba a instalarse en los hogares restando horas al tiempo tradicional de lectura de niños y adultos.

Por supuesto, la censura no duró mucho y pronto los superhéroes comenzaron a luchar con narcotraficantes y proxenetas además de los siempre simpáticos extraterrestres y científicos locos, hasta llegar al punto de convertirse ellos mismos en violentos vigilantes de tétricas ciudades que harían parecer a la insegura Buenos Aires de la que tanto se quejan los caceroleros una feliz aldea pitufa.

Y así, un poco rezagados pero sin poder evitar seguir el signo de los tiempos- los comics llegaron al punto en que un superhéroe puede ser gay.

Tampoco es que sea la primera vez que hay un personaje gay en los comics. Del lado de los “malos” estuvieron siempre. Del lado de los buenos, sin declararse, hubieron también algunos. Y ya en la década de los 80 comenzó el tema a tratarse desde diversos ángulos, con un poco más de objetividad o, al menos, a visualizarse: la primera vez que Batman salió a combatir el crimen fue derechito -como haría cualquiera que se planteara ser Batman- a la zona roja de ciudad Gótica donde terminó agarrándose a piñas con un par de travestis en lo que, sin saberlo, también fue su primer encuentro con Catwoman (rarísimo que un travesti fuera siquiera DIBUJADO en un comic, aunque fuera del lado de los “malos”). 


Poquito después, con un enfoque un poco más comprometido (bastante pobre para los cánones de ahora pero revolucionario en su época) Flecha Verde persiguió a una banda de “mataputos” en Seattle (primera vez, que yo sepa, que un superhéroe defendió a los gays).


Pero ésos son ejemplos prehistóricos, obra de artistas de vanguardia como lo eran Frank Miller y Mike Grell en ése entonces. En los 90 y, por supuesto, en el nuevo milenio, se visualizó el tema mucho más. De hecho, la Marvel comics se adelantó con la salida del closet de varios de sus personajes aunque, que yo sepa, de mucho no le sirvió.

Entonces ¿porqué luego, en 2012, después de tanta agua bajo el puente, saltaron tantos guardianes de la moral y las buenas costumbres a espantarse por el anuncio de DC?

Porque ahora, al parecer, la cosa era distinta. Porque se trataba de volver gay a un personaje “mainstream”.

Es decir, a un personaje de los más importantes, de los clásicos, ésos que se publican mes a mes, desde un poco antes de la Segunda Guerra Mundial y que siguen encantando a nuevas generaciones.

O sea, a casi nadie le importa si BatWoman (una equis total) es torta o NorthStar (otro equis, y no solo por ser de los X Men) se casa con su novio.

Pero que alguno de la Liga de la Justicia, de ésos que se sientan en la mesa redonda que flota en un satélite vigía para luchar por la justicia, la verdad y el modo de vida americano, salga del closet, es una noticia un poco más bomba.

¿Y a quién le tocó? Tengo que confesar que mis apuestas estaban con Aquaman...o sea, un rubiecito que se hace el macho sobrador con barba, un garfio en vez de mano y duerme con los peces en vez de aprovechar la onda que tiene con Wonder Woman da para pensar cualquier cosa. 

Pero debería haberlo pensado un poco mejor. El más indicado era Green Lantern, por supuesto.
 Y no, no porque sea fácil cambiar Green por Gay, o porque tiene un “anillo de poder” (lo cual hubiera sido más que suficiente) sino porque era el personaje idóneo desde todo punto de vista.

Para empezar, no hay un solo Green Lantern, hay cientos. Miles. En todo el universo.
 Resumiendo la historia (pedorrísima), los Linterna Verde son una especie de policía intergaláctica que combaten el mal en todo el universo. Hay Linternas Verdes en todos los tiempos y lugares, de todas las razas, sexos, credos y edades. A cada uno le es asignado un sector del universo para actuar como defensor del bien. Y la tierra, por supuesto, es uno de los lugares donde hay Linternas Verdes. 


Ya con esa premisa era fácil pensar que, en medio de tantos locos diversos sueltos en el universo entero con anillos de poder, alguna vez tenía que tocarle a alguna loca defender a su planeta o sector de la galaxia o lo que sea.

De hecho, en nuestro planeta, hubieron varios Linternas Verde… ¡Incluso uno fue negro! Por ende, resultaba fácil hacer gay a Green Lantern, ya que, si el personaje no funciona se lo cambia por otro, como han hecho siempre.

El primer Linterna Verde de la historia se llamó Alan Scott y peleó en la Segunda Guerra Mundial con capa con cuellito, antifaz y pantalones ajustadísimos (¡cómo no se dieron cuenta entonces!). 


El segundo se llamó Hal Jordan y es el que más conocemos visualmente los que fuimos niños en la década del 80 ya que fue el utilizado en dibujos animados y figuritas. 

(Sorry, Hal, imposible no poner ese encuentro con Batman en un blog gay)

Después, entrados los 80, vinieron John Stewart, el primer Linterna Verde negro (con su esposa que también era negra y tenía su propio anillo), Guy Gardner, un ex paciente mental con doble personalidad (a veces es Rambo, a veces es Ned Flanders) Kilowog y Arysia (unos extraterrestres horrendos que nunca supe porqué se vinieron a la tierra) y, ya en los 90, Kyle Rayner, artista gráfico y dibujante de historietas –nada menos- con mucha más imaginación que los otros para usar el anillito, supuestamente.

Fue durante las andanzas de Kyle Rayner como Green Lantern, en la segunda mitad de los 90, que se introdujo el personaje de Terry Berg, un pendejito rubio, lampiño de cola redonda (un pasivo Belami, digamos) que se enamora de Kyle y trabaja como su asistente personal. Aunque lamentablemente nunca pude leerlo de primera mano, los guionistas crearon una interesante relación entre ellos: la del típico gay inexperto y jovencito enamorado de un “artista” hetero que medio lo ningunea, medio le presume, medio lo usa.

Los guionistas explotaron este subplot al máximo en un episodio que hasta fue galardonado con premios GLBTT donde Terry era golpeado casi hasta morir por un par de matones homofóbicos y Kyle no llega a tiempo para ayudarlo. 

En ese momento, justo igual que ahora, estaban re de moda los llamados “crímenes de odio” (mejor dicho, estaba de moda hablar de ellos), así que quedaba justo (qué bien nos vendría un Green Lantern en Rusia ahora).

Pero bueno, aunque Kyle Rayner, artista-sensible-neoyorquino-con amigo gay y barbita sexy hubiera parecido el Linterna más indicado para decir “me la como y qué”, de todos los Green Lanterns la DC escogió al primero, al original, a Alan Scott, para que cambiara el verde por el arco iris (y me alegro, porque lo de Kyle hubiera sido muy Will & Grace).

La cuestión es que el tal Alan Scott tiene una historia larguísima (unos 70 años, nada menos) desde su primera aparición durante la segunda guerra mundial. Pero, ahora, en el siglo XXI, la DC decidió relanzar por enésima vez la historia del personaje desde cero. Ya saben, los personajes de comics nacen, mueren, se reencarnan, se exilian a otra dimensión y vuelven al futuro o al pasado o al presente con otra edad, otro traje y –quizás alguna vez- otro sexo. Aparecen versiones del mismo personaje que viven en tierras paralelas (de hecho, Hal Jordan era al principio una especie de versión más moderna de Alan Scott pero que vivía en otra tierra).

Y éste es, entonces, un nuevo origen para Green Lantern, que ahora es de nuevo Alan Scott, sólo que gay.

Pero algo que pocos saben (incluídos muchos de los actuales fans de comics) es que antes, a principios de los 60, Alan Scott se casó en secreto con Rose/Thorne (Rosa/Espina), una extraña mujer con dos personalidades (una mala y una buena) que terminó abandonándolo en su luna de miel por miedo a que su personalidad mala (La Espina, claro) lo matara.  .

Por supuesto, como en toda buena novela, después de abandonar a su hombre, Rosa/Espina se enteró que estaba embarazada de él y tuvo dos gemelos, un nene y una nena, que en el futuro serían los gemelos Jade y Obsidian.

 Pero de nuevo Rosa/Espina (no me digan que no queda como telenovela mexicana) decide abandonarlos por miedo a matarlos y los da en adopción a dos parejas diferentes, por lo que los gemelos crecen separados. Jade (Jenny Lynn Hayden) crece en un hogar clase media prototípico y se convierte en una jovencita ochentosa piola y charlatana de piel verde que sueña con ser actriz y q posee los mismos poderes de su padre (aunque sin el anillo) mientras que Obsidian (Todd Rice) crece con un padre alcohólico con el que se lleva para el culo (el abuso –no sexual- queda sólo sugerido) y llega a ser un pibe taciturno y melancólico con el poder de convertirse en sombra y –más interesante- de obligar a las personas a enfrentarse con la oscuridad de su propia alma.
Es decir, que si Obsidian te toca con su sombra te ves forzado a verte tal cual sos y enfrentarte con todo aquello que no te gusta de vos mismo y que negás, aquello que llevás siempre oculto “en las sombras” de tu alma. Buuu.

No es que éste sea un concepto muy original. De hecho, hoy en día está gastadísimo. Pero lo interesante es que Obsidian/Todd Rice, mucho tiempo después de aparecer mensualmente en la revista Infinity Inc a mediados de los 80., de tener algunas esporádicas apariciones en diversos títulos, de probar un tiempo como supervillano y de ser, en los 90, un miembro de la Liga de la Justicia, terminó entrando al nuevo milenio encarando su propia oscuridad y salió del closet, poniéndose de novio y todo con un tal Damon Matthews en la revista Manhunter (sí, significa lo mismo pero no tiene nada que ver con la página de Manhunt). Digamos que tardó más o menos 20 años en asumirse, aunque sólo parezca haber envejecido 20 meses (¡ojalá fuera así la vida real!)

Así que, por si parecía poco que Linterna Verde sea gay, hay que decir que el hijo del Linterna Verde gay era gay antes que su padre fuera gay. Es un poco difícil de entender porque la “continuidad” de los comics es más complicada que la de Dinastía y Los Simpsons juntos.

Digamos que, en una primera continuidad, cuando Alan Scott era el Linterna Verde original (no gay), tuvo un hijo gay (Obsidian, llamado Todd Rice por su padre adoptivo). Ahora, en la nueva continuidad, Alan Scott es Linterna Verde y es la nueva estrella gay del universo DC mientras que Obsidian, al parecer, sigue saliendo con Damon (el chico que conoció en Manhunter, qué mal suena) aunque todavía no sé si van a cambiarles la relación o qué han hecho porque hace tiempo que no leo nada.

De todas formas, lo interesante de todo ésto es que, sin quererlo y sin saberlo, la DC comics publicó durante años -concretamente desde 1983 hasta 2004- la historia de un gay tapado no asumido con tantas coincidencias con las locas tapadas de la realidad que hasta asusta.

Marc Andreiko, el escritor de Manhunter, dijo que se le ocurrió hacer gay a Obsidian porque leyendo sus aventuras pasadas notó que “nunca le había ido bien con ninguna chica”. Pero podría haber ido más lejos y notar que Todd no sólo “arruinaba” sus “citas” con mujeres sino que se conducía por la vida como un típico gay tapado y resentido cuya principal misión en la vida parecía ser amargarle la existencia a los demás. De hecho, ése era su superpoder. El tipo podía con total tranquilidad e impunidad mostrarles a los otros lo que se negaban a aceptar de sí mismos mientras él andaba por la vida negando su propia sexualidad.

Cuando Todd era miembro del grupo Infinity Inc (una juntanga de hijos y protegidos de los superhéroes originales de la Segunda Guerra Mundial), el guionista Roy Thomas (su creador) lo convirtió en el “chico malo” del grupo. En Infinity estaba Hector Hall (Silver Scarab) hijo del Hombre y la Mujer Halcón originales, un rubio fachero de ojos celestes, con las 6 abdominales marcaditas, estudiante de medicina, forrado en guita, con algunos discursos de yankee republicano y que, por supuesto, chocaba con Todd continuamente. Hector y Todd tenían una relación más o menos copiada de la de Cyclops y Wolverine en los X Men, aunque sin la competencia por la misma mina, ya que aunque  Hector estaba de novio nada menos que con la despampanante Lyta Trevor (Fury) hija de la Mujer Maravilla original (¡nada menos!) Todd no sentía ninguna atracción por ella. Sólo odiaba a Hector porque era un rubio con guita. 

Pero, haciendo una lectura un poquito más sutil aún de aquellos inolvidables comics excelentemente guionizados por Thomas en su mejor momento y con los dibujos del por aquel entonces novato pero originalísimo Todd McFarlane (el creador de Spawn ¡nada menos, again!) podríamos hasta decir que Todd (Todd Rice, no McFarlane) estaba caliente con Héctor. Y cuando digo caliente me refiero a que se moría por chupársela a Héctor pero como no se atrevía a admitirlo reaccionaba asquerosamente contra él buscándole roña, contradiciéndolo, rebajándolo, sacádole el cuero, dándole piñas de vez en cuando y también, por supuesto, como buena loca ciclotímica, pidiéndole perdón, reconciliándose con él, ayudándolo con el traje, tapando rayos que iban contra él, etc. 

Una verdadera novela gay que si yo, a mis 14 años –cuando leí por primera vez Infinity -, hubiera sido un poco más avispado, habría disfrutado mucho más. Pero claro, en aquella época todavía no sabía ni lo que era una loca tapada.

Y si alguna loca romanticona está pensando en ponerse a leer Infinity en 2013 sólo para comprobar mis teorías, le recomiendo que no lo haga, porque después de este bien contado y hermosamente dibujado histeriqueo entre el hijo de Hawkman y el hijo de Green Lantern, todo se va al carajo pero en serio. Héctor es asesinado, (creo que por un dios egipcio o algo así) y su espíritu se va a vivir a la dimensión de los sueños donde también irá Lyta y tendrán un hijo en el reino de Sandman (sí, el de la canción de Metallica) pero luego Sandman les robará el hijo y Héctor desparecerá mientras Lyta se vuelve loca (en una fabulosa y colgadísima historia escrita por Neil Gaiman, nada menos al cuadrado) y volverá a ser resucitado como el nuevo Dr Fate con el hijo de ambos como nuevo Sandman...

...mientras que Todd andará histeriqueándole a Nuklon (un pelirrojo musculoso de 2, 25m de alto) hasta volverse “malo” y “curarse” de su maldad, para volver otra vez con Nukloncito a la Liga de La Justicia , (que por entonces lideraba Wonder Woman, lo cual seguramente contribuyó a que Todd sintiera un poco de “girl power” y se inspirara para salir del closet) y enamorarse finalmente del mencionado Damon Matthews, un personaje secundario en Manhunter, con quien viviría (y hasta donde sé, sigue viviendo) una relación de pareja abierta y desprejuiciada al estilo Manhattan (y que ¿paradójicamente? se parece mucho a Héctor).


Sí, así son los comics. Y éso que sólo resumí lo principal.

Como último dato, cuando Todd andaba en la liga con Wondy, Nuklón, que siempre encarnó al típico grandote sencillo, honesto y pelotudo, le preguntó con toda su inocencia si era gay. Y Todd respondió: “¿porqué esa manía de etiquetar?”.

Cartón lleno.

Yo nomás le hubiera agregado el “¡ay!” al principio de esa frase tan querida por las locas en proceso de asunción.

La cuestión es que Obsidian/Todd Rice, a pesar de ser un personaje interesante de por sí y de haber sido guionizado y dibujado por algunos de los grandes autores del comic book norteamericano durante los últimos 30 años, fue siempre un personaje de segunda. Con bastante carisma para ser uno de los Infinitors más queridos y reciclados, pero de segunda al fin.

Ahora le toca a su papá ser el gay de la DC comics. Todavía no he leído nada de la nueva carrera gay de Alan Scott. Sólo espero que tenga la suerte de ser guionizado por algún nuevo Miller o, aunque sea, un nuevo Thomas, para que esté lejos tanto de la moralina políticamente correcta como de la rebelión queer vacía.

2 comentarios:

  1. como que no le interesó a nadie este post porque no cuerean a nadie y no hablan de alguna popstar, y es entendible, pero bueno. pongo de madonna a ver si se aviva un poco

    Las chicas pueden usar jeans
    Y cortar su pelo corto
    Usar camisas y botas
    Porque está bien ser chico
    Pero para un chico parecer chica es degradante
    Porque cree que ser chica es degradante
    Pero secretamente te encantaría saber lo que es
    ¿No desearías?
    lo que se siente ser chica

    Silky smooth
    Lips as sweet as candy, baby
    Tight blue jeans
    Skin that shows in patches


    Strong inside but you don't know it
    Good little girls they never show it
    When you open up your mouth to speak
    Could you be a little weak

    Do you know what it feels like
    for a girl
    Do you know what it feels like in this world
    for a girl....

    vamos vamos..

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  2. Lo mismo de siempre con este blog... aunque ya haya cerrado. Cuando alguien menciona tantas veces la frase "... que yo sepa" deja muy en claro cuanto sabe del tema a tratar. Un problema muy comun en los 'opinólogos'

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