domingo, 12 de octubre de 2008

Pitonisa Personal



Nadie negaría que las mujeres tienen un rol importantísimo en la vida de una loca, desde las actrices/cantantes/escritoras/etc que una loca admira hasta las amigas de barrio con las que vive tomando mate, comprando ropa y cuereando gente.

Obviamente, no estoy diciendo nada nuevo, no hay más que pensar en cualquier loca común y silvestre que uno conozca para observar que siempre está rodeada de mujeres. A veces, en los boliches gays y para desesperación de muchas locas, terminan habiendo más "amigas acompañando a su amiguito gay" que gays mismos.

Como soy gay, siempre tuve y tengo la posibilidad de observar, conversar, compartir y otras cosas con las mujeres a un nivel que los heteros no pueden o no quieren lograr. Un hombre con amigas, es gay por fuerza (salvo que el concepto "amigas" incluya amantes, huesitos, peoresnadas y cualquier otra palabrita que designe a una mujer con la que hay sexo o ganas de tenerlo) y casi todas las mujeres tienen algún amigo gay.

Es cierto que existen hombres y mujeres que son amigos y nunca tienen sexo, pero supongo que en esos casos debe haber un tonelaje tremendo de tensión sexual. Entre las mujeres y los gays, si hay tensión sexual es tan tenue y lejana que hasta podría decirse que no hay.

Pero además, y volviendo al tema, el hecho de ser gay, me permite (y quizás me da derecho) a no sólo tener tanta intimidad con las mujeres sino también a darles con un caño, bajarlas de las nubes, sacarles el cuero, arruinarles los buenos momentos, burlarme de ellas, pensar en lo tontas que son, en cómo se creen cada boludez que les dice un chongo más gil que ellas, etc.
En resumen, ser gay me da la posibilidad de ser "amiga" como lo sería cualquier mujer (o, incluso, más perramente que cualquier mujer).

Me he dado cuenta que si ya no miro novelas ni series de Sony o Warner es porque sigo la vida de mis amigas que nunca dejan de contarme nada (prácticamente la tercer frase que me dicen siempre es: "Te tengo que contar un montón de cosas"). Siempre comienzan haciendo una recapitulación de lo último que me habían contado y después empiezan con las nuevas noticias, sin dejar de volver a los detalles que vienen remarcando desde el principio de la historia.

Pero además de utilizarlas como objetos de entretenimiento, he encontrado que las mujeres pueden tener otra función importante: A veces, muy de vez en cuando, cuando el alcohol (o la falta de él) y las estrellas están en su medida justa, las mujeres abren la boca y dicen la verdad.

Así, brutalmente, sin adornos ni vueltas, dicen frases como: "sos impotente", "no servís para lo que te gusta hacer", "la tenés chiquita", "ningún color te queda bien", etc.

Lo raro es que pueden ser normalmente tímidas o vuelteras para decir las cosas pero, un buen día, de repente, dicen lo que nadie se atreve a decir y todos se quedan helados. Como la pitonisa de Delfos, que entraba en trance una vez al año en primavera para después decir 3 o 4 frases locas que los sacerdotes anotaban como si fuera la sagrada palabra de Apolo, las mujeres, de vez en cuando, dan su terriblemente certero oráculo y nadie puede contradecirlas.

He visto cómo muchas chicas se quedan sin amigas, amigos, novios, esposos, familia, etc. y todo por dar esos oráculos que nadie quiere escuchar nunca. La sinceridad es algo muy difícil de valorar, sobre todo cuando sos sincero y nadie te pide que lo seas.

Los hombres, gays o no, en general, solemos guardar más las formas que las mujeres o dejamos que algunas cosas se caigan de maduras o estén ahí sin que nadie las señale. Y quizás podríamos pasarnos una vida así.
A las mujeres, en cambio, les cuesta fingir que todo está bien cuando no lo está. Además, suelen tener una especie de radar para detectar todas esas cositas que nadie quiere mirar o esas palabritas que nadie quiere decir.

Y si pensamos que, encima, refrenar la lengua no es precisamente una especialidad femenina, imagínense lo que debe ser para una mujer tener todas esas frases indeseables atoradas en la garganta...contenerse y no poder decirlas debe ser, para ellas, algo parecido al dolor de parto.

Quizás el problema es justamente ése. No se trata tanto de lo que dicen sino del momento o el contexto en que lo dicen. Puede ser, por ejemplo, que hablen sin pudor sobre la calidad o el precio de algún artículo delante de su sorprendido vendedor o que lanzen la frase hiriente y electrocutante en medio de una cena de Navidad en casa de los suegros.

Algunas hasta confiesan alegremente que se guardan lo que tienen que decir para soltarlo en el momento justo. Pero esto último parece ser que está reservado sólo para los casos en que se trata de herir, arruinar o humillar a otra mujer. Con los varones suelen escupir el veneno de manera más espontánea y menos maliciosa, de manera parcida a la de una madre que le dice a su hijo que se suene los mocos o se corte el flequillo.

Por todo ello, adoro esos momentos en que mis amigas entran en trance como la pitonisa (vaya a saber uno porqué o cómo) y dicen 3 o 4 palabras que sintetizan todo lo que uno necesitaba que le dijeran para salir de la confusión en que está. Son esos escasos momentos en que, de repente, me siento como iluminado por la luz solar de Apolo y suelto el aliento con alivio.

Y no es que digan grandes verdades o cosas muy trascendentes, es sólo que dicen justo lo que uno no podía o no quería ver en determinado momento, quizás por "guardar las formas" o por alguna extraña razón que todavía no comprendo.

Es lo que me ocurrió anoche en medio del desfile de Drag Queens que se hizo en Córdoba. Había algo que no me terminaba de cerrar y no entendía qué era. Estaba la gente de siempre, era el lugar de siempre, la decoración y la música de siempre, la mediocridad de siempre, etc. Pero había algo indefinible que me cosquilleaba molestamente y no podía determinar qué era.

Hasta que mi amiga, después de un par de cervezas (y quizás de alguna intromisión de Apolo) dijo dos palabritas casi eructadas en mi oído en medio de la presentación de los sponsors y organizadores del evento.
El oráculo fué: "Cuánto ego".

Ahora que lo escribo no me causa tanta sensación como anoche. Pero claro, aquello fue dicho en medio de docenas de risas falsas y operadas y fue como si la luz se hubiera hecho para mí. ¿Porqué no era capaz yo de notar aquello por mi cuenta? ¿Qué me lo impedía? ¿Era el alcohol?, ¿las ganas de pasarla bien?, ¿la falta de interés?

Suelo burlarme asquerosamente de las mujeres, incluso de mis amigas más cercanas (aún más de ellas), pero realmente no sé qué haría sin ellas en esos momentos de oscuridad.

Es gracioso pensar que me paso horas y horas de mi vida escuchando todas las pavadas triviales que me cuentan de su vida íntima, de sus pecaminosos avances en el sexo, de sus peleas con la madre, de la inconsideración del marido, de la pesadez del amante, de la dotación del amante con el que cornean a todos, de sus aventuras en las ferias de ropa, etc. y sólo en uno o dos segundos pueden decirme un frase tonta que realmente lo modifica todo.

Invalorables.


7 comentarios:

  1. A mi eso me pasa con amigos varones, pero, como vos decís, no es tan fácil lograr una verdadera y sincera amistad entre hombres y mujeres heterosexuales, así que esas revelaciones son más esporádicas, pero igualmente valoradas

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  2. jajaja...a mi me lo parecen igualmente adorables las nenas, se la pasa bien con ellas si.

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  3. Bueno, cada mujer es en si misma un universo... así como pueden frenar un tren descarrilado con cualquier artilugio que saquen de su bolsa, pero eso no las hace más o menos especiales, la verdad tengo pocas amigas y las que tengo son más como hombres gay que mujeres heterosexuales en sentido estricto.

    No seguimos viendo.

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  4. Hace mucho que no pasaba por aquí, me gusta este blog!
    Saludos

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  5. Jaja, dicen justo lo que no querés oir...es cierto. Pero algunos varones también son así...

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  6. lo hombres tambien son asi, algunos mas venenosos y todo...

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  7. Excelencia de post! 100% de acuerdo. Yo siempre digo las cosas en el contexto en el que no se deberian decir y mi chico me recagaapedos... man, es lo que me sale, lo que estoy sintiendo en ese momento, no me censuren, tengo un ciclo, soy mujer!!!

    Tu amiga, un oraculo, precisa sintectica e ilustrativa.

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